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Manuel Gago, por Valeriano Belmonte. (I) La casa de Rivera

Valeriano Belmonte

Voy a dar cabida en "Voto a bríos" a una larga serie de artículos, reseñas, recuerdos y vivencias que en torno a la figura del dibujante Manuel Gago ha ido escribiendo a lo largo de los años, el popular albaceteño Valeriano Belmonte, ex-cartero, poeta, escritor, dibujante, gran coleccionista de tebeos y personaje muy querido por sus paisanos.

La vinculación de Manuel Gago con Albacete es bien conocida por los buenos aficionados. Su padre se hallaba encarcelado en dicha ciudad por batallar en la Guerra Civil en el bando republicano y allí se desplazó toda la familia, donde vivieron varios años. En Albacete nacieron El Guerrero del Antifaz y El Pequeño Luchador, entre otros personajes, hasta que la familia Gago decidió desplazarse a Valencia, por la cercanía que les suponía la Editorial Valenciana, para la cual trabajaba Manuel Gago. 

Estos primeros artículos  inciden sobre todo, en la relación que Manuel Gago mantuvo con la ciudad de Albacete y con la figura del pintor-escultor Diego Rivera, quien, según Valeriano Belmonte, ayudó a Gago a pulir su estilo y a mejorar significativamente su trazo y su técnica.

La casa de Rivera
Valeriano Belmonte.  Laverdad.es  18-10-2011
Los niños de la década de los cuarenta veían a Manuel Gago salir del inmueble de Diego Rivera y encaminarse al Parque. Allí, frente al estanque de los peces, observaba el islote y dibujaba del natural, tal y como le aconsejaba el propietario de su piso y su maestro en el difícil oficio del mundo de las viñetas.


Gago y su hermano Luis trabajaban árboles y arbustos, muchos de los pinos, especialmente uno que había inclinado, casi a raíz del suelo, ha decorado bastantes ilustraciones de 'El guerrero del Antifaz'. Los primeros giros por sus felices aportaciones le iban llegando al entusiasmo y joven artista: el genial Miguel Quesada, autor de series tan populares y espléndidas como 'Tony y Anita', 'Pacho Dinamita' y 'Pequeños pantera negra'.

Al tiempo que Manolo se declaraba a Teresa Quesada cerca del famoso 'Callejón de los Gatos', Rivera modelaba una hermosísima escultura en honor a Moisés. Los apuntes en las cafeterías se multiplicaban en los apuntes del pintor, escultor y magnífico dibujante. Así, las chicas del barrio de Franciscanos con sus vestidos estampados de la época y los señores con la pipa y el cigarro del momento quedaban sellados en el papel de Rivera. Los soldados del cuartel que rodeaba la casa del eficiente artífice hacían instrucción al lado de la huerta de Agustín, 'El Jaula' y el 'Ropero del niño Jesús' acogía a chicos y grandes.

El éxito de Gago con el 'El Guerrero del Antifaz' hizo que se pensara en un nuevo personaje. Esta vez el héroe, el segundo importante en la carrera del genio de los tebeos viviría sus aventuras en el legendario Oeste americano. Las películas de Jonh Ford y Cécil B. de Mille entraban en las pantallas de nuestros cines y conseguían adictos.

Nació, pues 'El pequeño luchador', un rubio y apuesto quinceañero similar al 'Fernando' de 'El guerrero'. Su nombre de pila era 'Fred' y al lado de su fiel 'Matón', la dulce 'Margarita' y su hermano 'Tony' y la intrépida 'Carolina' triunfaría plenamente a partir de 1945.

En la dilatada colección intervendría fugazmente Luis Gago, que no cuajó en el medio y se dedicó a ejercer de director de la Manga muchos años después.