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Guillermo Cifré, autor del Reporter Tribulete


Dibujar la memoria


Doce años después de finalizada la guerra y asentado el régimen de Franco, se produjo la que se ha considerado primera manifestación popular de rebeldía contra el franquismo.

En la primavera de 1951 se produjo la considerada como la primera gran huelga contra el régimen. El 1º de marzo comenzaba un boicot a los tranvías, las causas hay que buscarlas en la crisis económica que sufría Barcelona y el detonante en el aumento de 0,50 a 0,70 ptas. en el billete de los tranvías.

El Gobierno quiso ahogar en su origen este movimiento pacífico; la policía practicó numerosas detenciones. No obstante, el éxito del boicot fue total. La población de Barcelona se abstuvo unánimemente de utilizar los tranvías durante cinco días.

Se pasó luego a la protesta universitaria, rotura de lunas de tranvías etc. La respuesta primera por parte de la autoridad fue bastante pasiva, pero hubo una campaña para soliviantar a la población hablando de heridos y muertos.

Los tranvías circulaban, pero sin gentes "empezando la huelga más original de usuarios, conocida hasta las fechas en el mundo". Calles llenas de gentes que acuden al trabajo andando, con comentarios acerca de "la prueba de civismo" y "unión de un pueblo harto de abusos".

Y si bien en la organización y desarrollo de la lucha participaron ampliamente los estudiantes, que expresaban con su protesta el descontento de la pequeña y media burguesía, el papel principal correspondió a los trabajadores, que dieron al boicot un carácter de protesta general contra la dictadura.

La huelga de tranvías de 1951 fue el primer movimiento de protesta seguido masivamente en Barcelona durante el franquismo.


La huelga de Barcelona produjo en los medios gubernamentales pánico y desconcierto, que reflejó el ministro de Trabajo, el falangista Girón, en este comentario:

«En 24 horas, la insensatez de ciertas gentes hubiera podido dar al traste con la obra levantada con tanto esfuerzo».

El Gobierno volcó sobre la capital catalana sus fuerzas represivas; Barcelona fue ocupada prácticamente por la Policía Armada y la Guardia Civil. La policía practicó detenciones en masa. Las tropas de la guarnición de la capital catalana fueron acuarteladas. El Gobierno envió al puerto de Barcelona cuatro buques de guerra.


El 13 de Marzo de 1951 el periódico La Vanguardia informaba de los hechos ocurridos en la capital catalana. Siguiendo la línea oficial de adjudicación de cualquier protesta a los comunistas (Todo lo que se movía era rojo) también ésta fue organizada por ellos. Se transcriben las frases más significativas acerca de los hechos: Se hablaba en el prestigioso periódico barcelonés de que "los cursantes de las octavillas (convocantes) de inequívoca filiación", de que "La falta de asistencia al trabajo dio lugar a que las calles se llenaran de público, siendo aprovechada la coyuntura por agitadores profesionales…Por la calle de Junqueras y hacia la Vía Layetana bajó igualmente una manifestación que, entre gritos subversivos, amenazas y finalmente intentando cantar "La Internacional" pretendía dirigirse hacia el puerto, cerrando los comercios que hallaban al paso… A mediodía salieron a prestar servicio de orden público las fuerzas de la Guardia Civil…Las fuerzas de la Guardia Civil se distribuyeron en patrullas por las vías de la ciudad, manteniendo el orden más absoluto con su sola presencia, que no en vano goza dicho Cuerpo de un prestigio tan notorio como meritoriamente logrado" .




Recortes del periódico aludido en este escrito. Si desean acceder a la página completa haced clic aquí.


La huelga general duró hasta el día 14, en que los obreros reanudaron el trabajo en la mayoría de las empresas y fábricas.

El Gobierno intentó tomar represalias contra los huelguistas, pero ante la actitud de los obreros que amenazaban con ir de nuevo a la huelga, tuvo que desistir. Los trabajadores percibieron los salarios y sueldos de los días de huelga. La mayoría de los detenidos fueron puestos en libertad. Los obreros volvieron al trabajo como vencedores. La huelga general había sido no sólo una protesta contra la vida cara, sino también una gran acción contra el régimen franquista, causante de la carestía, una acción que dio ánimo a millones de hombres y mujeres para incorporarse a la lucha contra el franquismo.

En ese contexto aparecen títulos como: El DDT contra las penas, Rayo Kit de Iranzo y Aventuras del FBI de Bermejo.

El DDT contra las penas

En el DDT, de la factoría Bruguera, nos encontramos con un humor un tanto más "intelectualizado" y que tuvo un cierto éxito inicial. En El DDT nos encontramos con los archiconocidos creadores gráficos y los guionistas de Pulgarcito. Al igual que su precedente, en ella no se daba la crítica social y mucho menos política, se retrataba a la sociedad española de la época, en especial a la Barcelonesa.
Uno de esos archiconocidos creadores gráficos era Cifré el inolvidable creador, allá por los años 40, del Reporter Tribulete que en todas partes se mete, personaje que representó lo que era el trabajador explotado y pu… Por sus superiores.

Tribulete es quizá el personaje más celebrado de Guillermo Cifré, muy en la línea de los personajes arquetípicos de la revista Pulgarcito, hasta bien entrados los cincuenta.

Tribulete retrataba por la vía del humor, una sociedad que solo podía criticarse bordeando los estrechos limites de la censura. Solo con el soporte del humor se podía simbolizarse el permanente conflicto entre el subordinado y el jefe.

Como ya hemos dicho en 1951 surgió DDT con pretensiones de humor para adultos, aunque las circunstancias de la época no favorecieran demasiado este tipo de revistas, pero en su seno se crearon los gérmenes de lo que en 1955 llevó, en una especie de cooperativa, a los Cifré, Conti, Escobar, Giner y Peñarroya a la creación de la publicación Tío Vivo, que, desgraciadamente, acabaría comprada por Bruguera y sus componentes reintegrándose a la editorial. (Esta historia se cuenta en el proximo tebeo de Paco Roca El invierno del dibujante).


En la década de los sesenta inicia su decadencia el tebeo derivada de los cambios de vida de los españoles, los nuevos medios (TV) y, sobre todo, por una censura aún más restrictiva; con lo que los tebeos se tornan menos críticos.

Los aficionados de mi edad hemos aprendido a leer varias veces, tantas como para comprender la inmensa pluralidad de escritura que plantearon aquellos auténticos creadores. Hasta que descubrimos la sintaxis de las historietas de El Reporter Tribulete, Gordito Relleno, Carpanta, Don Pío, Zipi y Zape, etc., que nos proponían una nueva manera de mirar una historieta.

Guillermo Cifré

Las historietas de Guillermo Cifré, sin trascendentalizar inútilmente ni la forma ni el contenido, con un dibujo elegantemente funcional, nos ofrecieron una mirada sarcásticamente critica de la realidad imperante en la sociedad de posguerra.

La obra de Cifré, al igual que la de Conti, Escobar, Peñarroya, Nadal, etc., compone un imprescindible testimonio de la triste historia española de los años 40/50. Unas historietas que sirven cuando menos, para conservar la memoria.



El alto contenido de memoria que muestra la historieta, ofrece al historiador posibilidades de trabajo diferentes al precario tratamiento que ha recibido, y sigue recibiendo. La historieta, como soporte de la memoria, pliega el pasado en el presente, ya que ésta no muestra la inmovilidad del pasado sino su continuidad.


Manuel López



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