Por otro lado, la Editorial Valenciana, imitando a Burulan, ofrecía unas llamativas tapas para encuadernar los cuadernos, pero la misma editorial y muchos aficionados cometían el error de encuadernarlos sin las portadas, por lo que se perdían unas bonitas ilustraciones que suponían lo mejor aportado por esta reedición (no estoy de acuerdo en absoluto con Antonio Lara quien reniega de estas portadas).
Aunque lo cierto es que cuando éramos niños estábamos totalmente ajenos a estas circunstancias. Ni conocíamos la versión original ni nos planteábamos nada de lo anteriormente expuesto. Lo que nos enganchó a la colección fue la trama creada por Gago. Disfrutábamos de la historia que continuaba semana tras semana con gran interés siguiendo las andanzas del Conde de Roca en su caballeresca singladura.
A pesar de todos los defectos antes mencionados, cabe agradecer la presencia de esta colección en los kioscos durante los años setenta, pues dio oportunidad a una nueva generación de lectores de aficionarse a la lectura de los tebeos. También es cierto que debido al éxito de esta edición, fue posible la vuelta de Manuel Gago al tablero para continuar las Nuevas Aventuras del Guerrero del Antifaz que llegaron al número 110 con un final inacabado debido a la muerte del autor.
Pero eso ya es otra historia...