La revista Bang! nº 9 de 1973, reeditó un homenaje al Guerrero del Antifaz (legendario personaje español de historietas) realizado por JAN
La Reconquista, Don Talarico y El Guerrero del Antifaz
Escrito por Manuel López
La desmitificación de la Reconquista española lo consigue Jan a través de la irónica caricatura con su personaje Don Talarico (1971).
Don Talarico, supone una acerba crítica de la doctrina oficial, aquella que se nos enseñaba en las escuelas en la asignatura de historia sobre la Reconquista, donde se nos enseñaba la radical separación de moros y cristianos y la maniquea clasificación de la maldad de los primeros y la bondad de los segundos.
Don Talarico ridiculiza los tradicionales principios del honor, caballerosidad, cristiandad y patriotismo medievales. A través de su personaje, Jan normaliza la relación entre las dos razas colocándolas en un plano de igualdad, como correspondía a la realidad de la época, no olvidemos que la tan cacareada Reconquista, no fue mas que una guerra civil entre dos ideologías distintas. Ridiculiza también, basándose en la exageración, el idealismo de los Jefes de uno y otro bando mostrándonos la indiferencia de los soldados, obligados a luchar por unos ideales que les son bastante indiferentes, logrando así hacer añicos el pasado glorioso del país.
De las historietas de Don Talarico, siempre se suele destacar aquella en la que tras la lectura de los tebeos de El Guerrero del Antifaz, trata de emular las hazañas de éste. Se ha querido ver en esta historieta una soterrada critica al personaje de Gago, si bien, también podría interpretarse como un homenaje al héroe enmascarado que tantas y tantas tardes de distracción ofreció a la famélica generación de posguerra. Aunque todas las opiniones son libres y respetables. Y más se va cimentada con argumentos. En este contexto dialogante, la tolerancia, que es el polo opuesto de la prepotencia, implica escuchar y atender razones, para aceptarlas o revocarlas. En los tiempos que corremos, ni hay dogmas ni axiomas, aunque sean tebeísticos, inamovibles.
El distinto grado de intelectualización de ambas historietas es evidente, la primera destaca por su mordacidad y en la consideración humana del bando contrario, la segunda apoya su temática en el folletín decimonónico en su vertiente más trágica y en la que los hechos históricos son simplemente un marco donde transcurre la historia.
Son casi 30 años los que separan a Don Talarico del Guerrero del Antifaz, indudablemente la visión de unos hechos concretos, forzosamente ha de ser diametralmente opuesta. Si en 1943-44 hubieran aparecido las aventuras de Don Talarico, éste al igual que de D. Furcio Buscabollos, del malogrado Cifré, se habría expresado en un macarrónico italiano como clara diferenciación de la hispanidad, no se fuera a incurrir en las iras de la censura. Siempre hemos pensado que para realizar el estudio de cualquier tebeo, debemos adecuarnos a la realidad social imperante en la época de la creación de la historieta. La culturización de la década de los sesenta había extendido su influjo a diferencia de la trasnochada Historia de España de la que sabíamos lo de Don Pelayo, los Reyes Godos y de Isabel y Fernando
Don Talarico luchando
En el caso de Don Talarico los aciertos de realización van parejos a los del guión. Jan ha sabido combinar una serie de ingredientes, desde la ambientación, los escenarios, planificación y montaje, dotando al dibujo y a la propia historia de una serie de matices y características que no solo sirven como denominador común para todo el material que compone las distintas historietas, si no que además lo diferencian nítidamente de otro tipo de productos similares.
Como ya hemos dicho, el Leit-Motiv de Don Talarico es la desmitificación de la Edad Media y más concretamente la Reconquista y lo consigue con una sucesión de gags, en ocasiones ajenas al protagonista al estar estos basados en los comentarios u observaciones de sus mesnadas. Su humor y mordacidad se apoya, principalmente, en la consideración humana del bando contrario, donde los musulmanes son ahora un grupo de personas con los mismos vicios y virtudes que los cristianos, proporcionando al lector ingredientes suficientes como para mantener un interés creciente.
Bibliografía consultada:
Los Cómics del franquismo - Salvador Vázquez de Parga
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