Artículo escrito por Manuel López
Ficha Técnica
Castor – 1962
Guión y Dibujo: Manuel Gago
Editorial Maga – 42 números
Reedición – El Boletín
Los cuadernos de aventuras han conocido en España casi tres décadas de éxito, tanto comercialmente como por la popularidad alcanzada por éstos. En este tiempo, años cuarenta hasta principio de los sesenta, se editaron cientos y cientos de cuadernos que abarcaban todas las variantes posibles de la aventura. Uno de máximos exponentes fue, sin duda alguna, Manuel Gago uno de esos muchos autores que florecieron en la posguerra. Aprendió el oficio sobre la marcha. Poco a poco fue imponiendo un estilo, una forma de narrar realmente insuperable.
Castor – 1962
Guión y Dibujo: Manuel Gago
Editorial Maga – 42 números
Reedición – El Boletín
Los cuadernos de aventuras han conocido en España casi tres décadas de éxito, tanto comercialmente como por la popularidad alcanzada por éstos. En este tiempo, años cuarenta hasta principio de los sesenta, se editaron cientos y cientos de cuadernos que abarcaban todas las variantes posibles de la aventura. Uno de máximos exponentes fue, sin duda alguna, Manuel Gago uno de esos muchos autores que florecieron en la posguerra. Aprendió el oficio sobre la marcha. Poco a poco fue imponiendo un estilo, una forma de narrar realmente insuperable.
Creó un personaje y fue una de las mejores series que nunca la historieta autóctona ha publicado. Su indudable talento y profesionalidad, le permitió el dominio que ejerció sobre el escenario de la historieta española durante mas de 20 años. En 1962 su talento creativo nos ofreció un personaje, que a pesar de lo limitado del formato en que fue lanzado, contiene algunos de los momentos más brillantes y antológicos de la historieta española: Castor, que al igual que sus homónimos Purk el Hombre de Piedra y Piel de Lobo, transcurren en la Edad de Piedra donde la fantasía más desbordante se constituye en motor fundamental de la acción.
Releyendo la serie de Castor, se explica perfectamente el porqué de su aceptación y popularidad. En primer lugar es un héroe juvenil en el que el lector se veía reflejado. En segundo lugar la colección está concebida sobre un esquema aparentemente sencillo pero que no es tal si se lee con cierto detenimiento. En tercer lugar posee un dibujo ágil en el que las figuras parecen estar en continuo movimiento, llenos de una incansable vitalidad. Castor despierta sensaciones en el lector, el personaje nos agrada, y está tratado de forma correcta por el autor, por lo que no resulta difícil la identificación con el personaje. Para crear un personaje que logre seducir al lector, hay que tener en cuenta el talento y la sensibilidad que poseía el malogrado Manuel Gago.
Esas son las premisas de Castor, donde a pesar de la premura de su realización (no olvidemos que Gago llegó a realizar mas de cuatros series distintas a la semana), nos demuestra, una vez más, ser un historietista nato.
Las aventuras de Castor se enmarcan, como ya hemos dicho, en unos supuestos “albores de la humanidad”, y el desencadenante de sus aventuras es la recuperación del fuego, el cual ha sido robado por una tribu hostil merced a la traición del despechado “Cuervo” que ha sido rechazado por la hermana del héroe.
Después de un sin fin de aventuras donde encontramos títulos tan inmensos como: El bosque del misterio, La horda salvaje, El bosque en llamas, A galope tendido, y en especial La horda silenciosa, donde un pueblo que camina arrasándolo todo a su paso hasta morir de agotamiento, resulta verdaderamente original.
La serie termina con el mas anciano de la tribu dirigiéndose a los lectores a los que dice: durante muchos años se contará de generación en generación la historia de Castor, el primer hombre que ganó la amistad del perro y del caballo que ya no se separaran jamás.
El dibujo de Gago en Castor puede parecer un tanto descuidado en ocasiones, debido, como ya hemos señalado, al acelerado ritmo de producción a la que estaba sometido, pero goza de gran atractivo, destacando de forma clara las virtudes de su inigualable estilo, muy especialmente en las escenas de lucha. A Gago se le podrán discutir muchas cosas, pero nunca su enorme entrega al medio, aún en sus obras menores siempre destaca esa sensación de movimiento en sus figuras.
Dibujo de Manuel Olalla
Sin embargo, lo mejor de todo es que la puesta en página se ha contemplado como uno de los puntos esenciales de la narración, de fácil lectura, con una continuidad que aún hoy muy pocos autores han igualado, con lo que sus historias discurren de forma lógica, o al menos todo lo lógicamente que permiten las pautas del género en el que principalmente se circunscribe el cómic de aventuras.
Resumiendo: En esta obra hemos encontrado una narración que puede ser comparada con cualquier otra de entre las mejores creadas por Manuel Gago.
Manuel López